Maestra en Psicología Paulina del Monte
Desde niña asistía a un club deportivo, y jugaba mucho tenis, no había muchos niños que jugaran y menos niñas, así que mis amigos eran los adultos mayores, jugábamos dobles y creo que hicimos una linda amistad entre varios. Pienso que en alma no éramos nada diferentes, aunque viviéramos etapas diferentes. Luego pensé, que mis sensaciones no me hacen ninguna experta en cómo siente o vive un adulto mayor este momento de su historia, entonces mejor decidí entrevistar a mi mamá, ella es una mujer de 75 años.
Les cuento un poco de las situaciones adversas que ha enfrentado; mi padre murió hace ya más de 20 años, ella vive sola desde hace muchos años.
Ha vivido diferentes enfermedades de sus seres queridos, mi padre, sus padres, su hermana y es cuidadora de su hermana que tiene discapacidad intelectual y requiere de muchos cuidados básicos, y cumplir con su rutina. Es mamá de mis tres hermanos y yo. También ha tenido grandes logros profesionales y deportivos, y mucha alegría y felicidad en todas las esferas de su vida, es una maravillosa abuela. Probablemente su perspectiva genera más resonancia con otros adultos mayores que viven esta pandemia.
En este artículo me enfoco en la resiliencia, este fenómeno natural en el que la materia y en este caso los seres humanos, no solo nos recuperamos ante situaciones adversas, nos adaptamos y en muchas ocasiones nos transformamos y crecemos.
La resiliencia es natural para los seres humanos, algunos la podemos presentar más que otros, dependiendo nuestro contexto. Si las necesidades básicas son cubiertas y vives en un contexto seguro, con apoyo y amor es más probable es que te recuperes ante la adversidad. Sin embargo, si has vivido una historia mas problemática, donde tus necesidades físicas y emocionales no fueron cubiertas., la buena noticia es que también se puede cultivar o aprender en otros momentos de la vida. Aquí me gustaría señalar algunas formas como me ha tocado observarla en mi experiencia de vida con mi mamá y a través de esta pequeña entrevista.
Paulina: ¿Cómo ha cambiado tu vida en esta pandemia?
Beatriz: “Pues yo diría que no de una manera muy fuerte porque en realidad ya vivía sola bastante tiempo en casa, dedicada a lo de la Fundación y en el sentido que Carmen, mi hermana que tiene deficiencia intelectual pues tiene que venirse a casa porque ya en donde está, en su residencia, no puede estar cuando hay semáforo rojo. Entonces si ha cambiado mi vida, y bastante me afecta, pues si es pesado porque es una rutina diferente, seguimos la de ella en gran parte.”
Beatriz nos habla aquí de los cambios y pérdidas que para ella se han vivido en esta experiencia de pandemia. Su rutina cambió, perdió cierta libertad, al entrar a la rutina nueva que requiere su hermana para estar tranquila. Reconoce que su vida, ya sucedía dentro de casa gran parte de su tiempo, por lo que el confinamiento no ha representado una pérdida importante, en ese sentido, como sí lo ha sido el cambio de actividades en su cotidianeidad. Reconocer nuestras pérdidas, nombrarlas, permite que comencemos a procesar las emociones para poder adaptarnos a una nueva situación.
Paulina: ¿Qué retos has enfrentado en esta experiencia?
Beatriz: “He tratado de vivir la pandemia sin miedo, sin demasiado miedo. Me he interesado en todo lo que dice el gobierno, lo que dicen los articulistas. Yo he procurado cuidarme bastante y sí sales con cierto temor porque sabes que estás muy vulnerable, entonces si cambia la vida. Me gusta mucho la política, me llama la atención el comportamiento de la gente, cómo se comporta la sociedad. Osea me voy más allá de de mí misma. Me gusta meterme en las cosas de la historia del mundo, ver documentales, ver los torneos de tenis y películas. Libros me cuesta concentrarme, la verdad”.
Aquí Beatriz nos habla de su manejo emocional. El manejo emocional es lo que hacemos en relación a nuestras emociones. Si estamos tristes, podemos reaccionar de muchas maneras, unas son sanas y funcionales, y otras no funcionales y pueden tener consecuencias que no queremos.
Las emociones son naturales, si las aceptamos y las dejamos estar, pueden darnos información valiosa de lo que necesitamos en el momento. Lo importante es reaccionar para darle un camino de expresión que no nos traiga consecuencias que no queremos.
El miedo es una emoción natural activada en la pandemia al enfrentarnos a la posibilidad de enfermar o morir. Ella al cuidarse del contagio activa sus recursos de sobrevivencia y se hace responsable del miedo que nos sirve de protección. Sin embargo, cuando menciona “sin demasiado miedo” podemos pensar en cómo identificar cuando nuestra mente genera escenarios catastróficos que no están sucediendo y nos pone en un estado de ansiedad no necesariamente adaptativa. El poder identificar el miedo racional y reconocer la ansiedad irracional, nos permite tomar control de nuestro manejo de emociones y por lo tanto enfrentar de mejor manera una situación amenazante como lo es el Coronavirus.
Por otro lado, cuando Beatriz menciona su interés por la política, su análisis del comportamiento de la sociedad, habla de sus intereses, de lo que disfruta, eso la conecta con la vida, promueve que su vida tenga sentido, ya que ella aporta ese análisis o conocimiento a su historia. Cuando Beatriz dice “me voy más allá de mí misma” se conecta con una comunidad, con algo más grande que ella, con la solidaridad humana, esto genera una sensación de trascendencia que también promueve la resiliencia.
Beatriz: “El reto es estar tranquila, permanecer con el mayor optimismo y eso es un reto. Ver hacia delante, en lugar de quedarse pensando en lo malo. No caer en pesimismo, no ha sido fácil la verdad, porque es una situación nueva. He pasado por tantas situaciones difíciles que tampoco es que ésta sea una especialmente difícil, es diferente, es de todo el mundo, te hace solidario, esperemos que entre todos pasemos esta situación.”
Margarita Tarragona, doctora en psicología, experta en psicología positiva e ídolo personal, explica en sus conferencias, que por cada emoción que no nos gusta, gestionemos tres o cuatro de las que sí nos gustan.
Es decir, por cada momento de tristeza, enojo, ira, busquemos generar momentos de risa, gratitud, esperanza. Aquí B nos habla de buscar el optimismo, reconocer lo que sí tenemos y vivimos que nos agrada o nos ayuda a sentir bien. Ella habla de superar juntos esta experiencia, ser parte de algo, pertenecer y enfrentar juntos, esto se conecta con nuestra espiritualidad. Reconocernos parte de un todo más grande y conectar con esto, también promueve el sentido de nuestra experiencia humana.
Paulina: ¿Has tenido aprendizajes?
Beatriz: ”Aprendizajes híjole no sé, más bien procuro aportar todo lo que he aprendido a la situación de ahora, más que aprender de la pandemia. Más bien procuro todo lo que he aprendido de fortaleza o de sortear las olas. Busco la herramienta para estar lo mejor posible ahorita. No se me ocurre que yo haya aprendido algo, quizá el comportamiento de la sociedad. Ver cómo reaccionan los demás, todo eso es un aprendizaje constante”.
Beatriz: “Me he dado cuenta que soy capaz de sortear las olas, o sea, con la enfermedad de tu papá pues si era capaz de no clavarme en ello. Estoy pensando en las cosas buenas, cómo las he podido hacer, no le doy tanta importancia a las cosas. Darles la dimensión adecuada, bueno, no sé si sea su dimensión. Recuerdo que una amiga me dijo: “tú sabes equilibrar las cosas”. Entonces ese es el equilibrio que yo busco y bueno pues es eso, no sé si lo haya aprendido o más bien me considero así. No sé si es cuestión de autoestima, no siempre me resulta, obviamente. Ni tampoco soy perfecta, ni nada de eso, porque para nada, ya sabes todos mis defectos. Yo creo que es la autoestima que tengas, que vayas adquiriendo y bueno que estés convencida, que te salga desde adentro. Me siento capaz de poder hacer las cosas o sea de poder sortear y estar bien. Es eso, el tener confianza en que tú lo puedes lograr y cuando no lo logras pues te enojas contigo misma, en fin, qué difícil, tratar de dilucidar las cosas.”
Aquí Beatriz nos muestra tres factores de resiliencia, uno es reconocer y utilizar nuestras fortalezas, es decir qué hago bien, que he hecho bien en el pasado. El segundo, es apoyarte en tu autoestima, esto es saber que puedo y tengo la capacidad de enfrentar la adversidad. Y el tercero, poder observar lo luminoso y oscuro de una situación, de nuestra persona, poder aceptar nuestra humanidad e imperfección.
Paulina: ¿De qué tienes incertidumbre y cómo te afecta?
Beatriz:“Trato de verlo como si estuviera un poquito fuera, como una noticia, bastante me cuido pero bueno, no deja uno de estar al pendiente. Incierto lo que venga en el futuro tanto para uno como para la familia, para mis hijos, mis hijas y mis nietos sobre todo me preocupan los niños que estén viviendo esto y cómo les va a afectar en su desarrollo y en su vida. Creo que ellos tienen mucho que aprender, de valores y de lo mucho que existe en la vida, pensar en los demás, pensar en cuidarse uno para estar bien con los demás. En la naturaleza, que como que quiere recuperar su espacio. El amor, el cariño familiar. No sé, se me hace bonito y difícil para las familias, para mis hijos. Me doy cuenta como mis hijas y mi hijo, mis yernos y mi nuera, están al tanto para que mis nietos sigan aprendiendo, en fin son muchísimos, muchísimos temas que que salen a la luz.”
Beatriz nos muestra de nuevo su capacidad para tomar distancia y perspectiva de las circunstancias y darle una interpretación positiva, enfocándose conscientemente en lo que la hace sentirse mejor, como gestionar el amor, la curiosidad ante el comportamiento humano y las capacidades de sus hijos y nietos. Así como los valores de cuidado de la comunidad y de la naturaleza. Estas acciones promueven su resiliencia.
En resumen, Beatriz tiene retos, pérdidas y muchas virtudes y fortalezas para enfrentar esta situación de cambio y adversidad. Si bien no representa a todos los adultos mayores, creo que todos podemos resonar con algunas de sus vivencias y emociones.
Yo en lo personal, estoy muy agradecida de tenerla en mi vida, aunque ahora la tenga con sana distancia y tapabocas. Espero poder aprender de sus recursos, reconocer los míos parecidos y distintos y juntas poder aceptarnos completitas, con nuestra luz y nuestra oscuridad.
Aprovecho este espacio para desearnos a todas y todos, un gran camino de resiliencia ante esta dura experiencia global. Algo que quisiera recordar todos los días, es que yo también “soy capaz de sortear las olas”.