Seamos honestos, la vida es acelerada y está repleta de factores estresantes relacionados con la familia, las relaciones y el trabajo. Esta realidad, junto con las presiones cada vez mayores de la tecnología y la sociedad en general, realmente pueden afectar la manera en como lidiamos con nuestras emociones.
Uno de los dolores más profundos es perder a un ser amado, es algo desgarrador, te deja un vacío que nadie ni nada podrá llenarlos ni entender, es como si una parte de uno muriera con el otro.
Los adultos mayores se piensan, que no quieren cambiar porque se aferran a su pasado y viven con amargura el presente. Y esa es una actitud hacia la vida que se puede tener, pero también está la actitud de aceptación, gozo y alegría hacia todo lo que nos depare la vida, porque es así como podemos vivir haciéndonos dueños de nuestra propia vida, con responsabilidad, control y autodominio.