Prevención y Detección de la Violencia


Las personas mayores se caracterizan por vivir una serie de desigualdades que pueden acentuar su vulnerabilidad y afectar su calidad de vida.

Estas desigualdades aunadas a una imagen social negativa, han traído como consecuencia el abuso y el maltrato hacia ellas.

Para el Gobierno de la Ciudad de México la violencia hacia las personas adultas mayores ha sido un tema prioritario y ante la necesidad de comenzar a conocer sobre esta situación, se incluyeron en la “Cédula de identificación de riesgos de salud en las personas adultas mayores 2003”[1], dos preguntas: ¿Alguna persona cercana o familiar lo trata mal, es grosera o le hace sentirse mal? Respondió que sí el 5% y ¿Alguna persona lo maltrata físicamente?, la respuesta afirmativa fue en 0.7% de los casos. Cabe señalar que estas preguntas y sus resultados, en su momento fueron citadas en varios estudios debido a eran las únicas hechas específicamente para personas adultas mayores[2].

Para el 2008 en la “Encuesta Anual de Percepción” [3] el 5.5% de las personas reportaron que en el lugar que habitan sufren algún tipo de violencia (Física, patrimonial y/o psicoemocional), siendo las mujeres quienes más la padecen 5.81% y en 4.78% los hombres.

Existen distintas definiciones de violencia hacia las personas adultas mayores, entre ellas la que propone el INPEA[4]:  “El maltrato al adulto mayor es un acto único, reiterado o una omisión que causa daño o aflicción a una persona mayor y que se produce en cualquier relación donde exista una expectativa de confianza”

Sin embargo, la definición a la cual nos apegamos por considerarla integral, incluyente y de mayores alcances, es la propuesta por el Consejo Nacional del Maltrato al Anciano[5]:  “Cualquier acto u omisión que produzca daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 60 años o más, que ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro su integridad física o psíquica, así como el principio de autonomía o el resto de derechos fundamentales del individuo, constatable objetivamente o percibido subjetivamente”.

Desde una perspectiva gerontológica se han identificado diferentes tipos de violencia y maltrato en las personas adultas mayores, las cuales se deben identificar para su difusión y prevención, éstas son:

TIPOS DE VIOLENCIA

·        Psicoemocional: de carácter verbal o actitud que provoque  intencionadamente angustia, pena, sentimientos de indignidad, miedo o estrés (abandono, humillaciones, negligencia, intimidación, insultos, trato infantilizado).

·        Física: toda acción voluntariamente realizada que provoque o pueda provocar daño o lesiones físicas en la persona adulta mayor (golpes, pellizcos, aventones, jalón de cabellos, privar de las necesidades básicas, hasta el uso inadecuado de la medicación y/o tratamientos). El abandono es una de las forma más extremas del maltrato.

·        Sexual: Cualquier acto sexual no deseado en el que una persona mayor es utilizada como medio para obtener estimulación y/o gratificación sexual sin su consentimiento.

·        Financiero, patrimonial y/o económico: Consiste en la utilización ilegal o no autorizada de los recursos económicos o de las propiedades de una persona adulta mayor. (Uso de su dinero, utilización de documentos sin su autorización, despojo de sus bienes muebles e inmuebles).

·        Maltrato estructural o societalquizá el más importante, que es la falta de políticas sociales y de salud adecuadas, inexistencia, mal ejercicio e incumplimiento de las leyes existentes. Presencia de normas sociales, comunitarias y culturales que desvalorizan la imagen de la persona adulta mayor, que resultan en perjuicio de su persona y se expresan socialmente como discriminación, marginalidad y exclusión social.

Es importante recalcar que varios de estos tipos de violencia están presentes en una misma persona, por lo que hay que considerar que muchas de ellas, hombres y mujeres ya no tienen las reservas necesarias para hacer frente al maltrato y a una atención inadecuada. También mencionar que los espacios en donde la violencia se da más comúnmente es en el llamo privado o ámbito familiar, aunque también son violentados por sus vecinos o por el trato inadecuado o discriminatorio por parte de los servidores públicos.

La violencia en las personas adultas mayores es un síntoma en el que subyacen varios problemas. Ésta ha existido siempre, pero ha ido en aumento. ¿Por qué ha sido esto?  Los estudios que se han realizado en el Instituto, sumado al conocimiento que se tiene de los casi 2000 casos que se atienden desde esta Coordinación, dan cuenta que un problema grave es el desconocimiento de que las personas adultas mayores son sujetos de derecho, de que se ha perdido el respeto y la admiración por los más viejos de la sociedad.

Su crecimiento en cantidad y porcentaje debidos a la mayor esperanza de vida han generado una visión catastrofista y a la vez una invisibilidad por parte de los gobiernos neoliberales, quienes ante el reto de hacer frente a esta situación, han preferido negar o minimizar su situación, traspasando la responsabilidad a la familia y a la sociedad, evitando hacer frente a la  situación económica, de salud, de asistencia social, de provisión de satisfactores básicos, que como estado tenemos la obligación.

Esta clasificación de los tipos de maltrato tiene similitudes con las utilizadas para referirse al maltrato infligidos a niños, niñas, mujeres jóvenes y adultas. Aun cuando comparten características importantes, lo que varía en el caso de las personas mayores son las causas, la magnitud, la frecuencia y los actores.

La definición del maltrato estructural es quizá una de las diferencias más importantes en relación a las tipologías utilizadas para otros grupos poblacionales, porque explicita y reconoce otras expresiones que afectan negativamente la integridad de las personas mayores y las relaciones con su entorno. La pobreza, la exclusión social y la desvalorización de la imagen de las personas mayores constituyen graves violaciones a sus derechos fundamentales y hacen persistir la violencia contra ellas y ellos.

En años anteriores, aunado a la falta de un diagnóstico sobre la violencia en personas adultas mayores, estaba el desconocimiento de cómo atenderla, motivando que en muchas ocasiones que los servidores públicos subestimaran la denuncia, la desincentivaran y/o vieran como única salida para terminar con ella, sacar a la persona adulta mayor violentada de su casa, de la cual en la mayoría de los casos era propietaria, victimizándola doblemente[6].

El gran interés asociado al poco conocimiento que se tenía, motivó a las instancias a buscar las estrategias y herramientas para poder atender este problema, por lo que a principios de 2005 se conformó el “Grupo de trabajo interinstitucional de atención y prevención de la violencia contra las personas adultas mayores”, cuyos participantes representaban a las dependencias del Gobierno del Distrito Federal, a las delegaciones políticas y asociaciones civiles.

Las actividades y como primeros resultados de este grupo de trabajo fueron: un diagnóstico de lo que hacían todas la instituciones participantes y un curso de capacitación dado entre todos para conocer sobre los temas relativos a las personas adultas mayores, sobre los tipos de violencia y los contextos en los que ésta se da, los alcances institucionales y las estrategias para la referencia y contrarreferencia y la propuesta de un marco normativo especializado.

Con estos antecedentes, en febrero de 2006 todas las instancias del GDF llevaron a cabo un esfuerzo coordinado motivado por los asesinatos a mujeres adultas mayores que venía dándose desde varios años atrás y que requirió además del tratamiento policial, la participación de todos los actores de la sociedad a través del programa Redes solidarias de protección al adulto mayor, cuyo lema fue: “Abatir problemas tan importantes como el abandono y el maltrato, es una tarea que nos incluye a todos los miembros de la sociedad”.  Vale reconocer, que si bien el trabajo realizado en esta estrategia no tuvo que ver con la captura de la asesina Juana Barraza, sí confirmó que la solidaridad y compromiso comunitario tienen un gran potencial en la protección de los sectores más vulnerables de la población[7].

En 2009 se retoma el trabajo del Grupo Interinstitucional de Prevención, Detección y Atención de la Violencia contra las Personas Adultas Mayores[8], logrando un diagnóstico de servicios para personas mayores por institución, una capacitación entre los servidores públicos que colaboraban, pero lo más importante el compromiso de colaboración que enriqueciera nuestras acciones. Con la finalidad de estructurar y formalizar esta estrategia, a finales de 2009 se crea el Programa de Prevención y Derechos Humanos del la PGJDF.

En 2010 se crea la Agencia Especializada para las Personas Adultas Mayores Víctimas de ViolenciaFamiliar[9] y la Línea Plateada del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del D.F. con una atención especializada para personas adultas mayores y articulada entre las instancias que las atienden, con una vinculación estratégica con la Comisión de Derechos Humanos del D.F.

MODELO O PROTOCOLO DE ATENCIÓN

Los casos atendidos en el IAAM por lo general son referidos desde diferentes áreas o instancias, esto es, detectados por el personal del IAAM que está en campo, denuncia de las propias personas adultas mayores, denuncias ciudadanas, de familiares, de otras instancias del GDF, del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia a través su Línea Plateada, de las diferentes instancias de la Procuraduría General de Justicia del DF, de la Comisión de Derechos Humanos del D.F. y de diferentes medios de comunicación: radio y prensa.

En su mayoría. por la gravedad que representan, además de su atención, requieren de un seguimiento inter y multidisciplinario continuo y de la colaboración las distintas áreas del IAAM o instancias del GDF: Coordinaciones de Gerontología y de Geriatría para su valoración gerontogeriátrica, Dirección de la Pensión Alimentaria para conocer su estatus como derechohabiente de la Pensión Alimentaria, la Dirección de Operación Territorial para saber la información que de dicha persona tiene la Profesional en Servicios al Adulto Mayor, quien lo conoce en la mayoría de los casos, desde hace varios años. Instancias externas para procuración de justicia como la Agencia Especializada para la Atención de las Personas Adultas Mayores Víctimas de Violencia Familiar y el Centro de Atención a Riesgos Victimales y Adicciones CARIVA de la PGJDF, del Instituto de Asistencia e Integración Social IASIS, para su posible asilamiento, Asistencia Jurídica del DIF-DF para trámite de pensión alimenticia, divorcio, etc. Consejería Jurídica y Servicios Legales (Defensoría de Oficio y Dirección Ejecutiva de Justicia Cívica) para patrocinio jurídico, asesoría legal, Secretaría de Salud para atención en consultorio, especializada y hospitalaria, Instituto de la Vivienda del DF para la provisión de una vivienda gratuita, en usufructo vitalicio o a fondo perdido, Consejo Ciudadano a través de Línea Plateada, con asesoría jurídica, escucha psicológica, referencia a otras instancias y servicios, etc.

Al tener conocimiento de un “caso especial” en el IAAM se vinculan las áreas de Gerontología y Geriatría para la valoración social, psicológica y de salud, a través de una visita domiciliaria llamada gerontogeriátrica, en la cual se aplican diverso instrumentos de evaluación cuyos resultados determinan las estrategias a implementar por el personal del IAAM o por otras instancias del GDF. Además de la valoración geriátrica integral realizada por el personal médico, esta Coordinación aplica la Cédula de Identificación de Riesgos y la Evaluación de Necesidades de Apoyo Social y Recursos Existentes para las Personas Adultas Mayores, cuyos resultados brindan la información necesaria para determinar el tipo de intervención que las personas adultas mayores requieren, las específicas para su cuidadora o cuidador y para la familia en general.

Dichas estrategias están dirigidas para prevenir, detectar, atender y erradicar los actos de violencia o maltrato, entre los cuales está identificar las causas, a la persona o personas generadoras, información sobre los derechos de las personas adultas mayores, con énfasis en las sanciones a que puede ser acreedora la persona que está violentando a la adulta mayor, información sobre las instituciones a las que puede recurrir y sus programas. Se valora la red familiar y social para su formación y/o fortalecimiento. También para incentivar la cultura de la denuncia.

Seguimiento y evaluación: Se realiza un seguimiento de los casos, sobre todo aquellos que están en mayor riesgo por su pobre red familiar y social, disfuncionalidad, edad avanzada y precaria salud. Se evalúa si la persona adulta mayor está mejor, esto es, se encuentra más tranquila, si ha mejorado su salud, sus redes familiares y o sociales, si la violencia se ha erradicado, o si lo amerita se le ingresa a un albergue o espacio seguro y digno.

Cabe destacar que en estos años de operación, se ha comprobado que este modelo o protocolo de atención integral propicia el trabajo coordinado entre las instancias, a través de una mayor comunicación, coincidencia en diagnósticos y propuestas de actuación, en donde cada instancia lleva a cabo la estrategia que normativamente le corresponde, facilitando así la solución de las distintas problemáticas que enfrentan las personas adultas mayores, beneficiándolas a ellas, a sus familiares y/o cuidadoras(es).

[1] Cédula de identificación de riesgos de salud en las personas adultas mayores, 2003. Servicios de Salud Pública del D.F.-Secretaría de Salud del D.F.

[2] Posteriormente se realiza la Encuesta de Maltrato en Personas Adultas Mayores en el DF, EMPAM 2006, en donde se evidencia que el 16% de las personas de 60 años y más han sufrido algún tipo de violencia en los últimos 12 meses.

[3] Instituto para la Atención de los Adultos Mayores en el D.F (2008) “Encuesta de percepción sobre los beneficios y valuación de la pensión  alimentaria para adultos mayores de 70 años residentes en el Distrito Federal”. 

[4] OMS/INPEA. Voces ausentes. Opinión de las personas mayores sobre el maltrato al mayor, 2002.

[5] Consejo Nacional de Maltrato al Anciano, España, 2005.

[6] Grupo de trabajo interinstitucional para la atención y prevención de la violencia contra las personas adultas mayores (2005). Taller de capacitación de servidores públicos. Diagnóstico de los servicios brindados a las personas adultas mayores en las Unidades de Atención y Prevención de la Violencia Familiar, UAPVIF, del Distrito Federal.

[7] Juana Barraza fue capturada gracias a que el huésped, un hombre joven que alquilaba un cuarto a la última víctima mortal, la persiguió hasta lograr que la policía la interceptara y detuviera en marzo de 2006.

[8] Compuesto inicialmente por 9 instancias, coordinado por el IAAM-DF: LOCATEL, INMUJERES, DIF-DF, IASIS, Coordinación General del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública, CARIVA de la PGJ-DF,  Dirección General de Igualdad y Diversidad Social, la Defensoría de Oficio de la Consejería Jurídica y Servicios Legales y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

[9] Acuerdo Número A/009/2010 (16 de abril) del Procurador General de Justicia del Distrito Federal, por el que se crea la Agencia Especializada para la Atención de Personas Adultas Mayores Víctimas de Violencia Familiar.

Fuente: Instituto para la Atención de los Adultos Mayores de la Ciudad de México (IAAM)

Deja un comentario